miércoles, 11 de abril de 2012

DUELO ENTRE ASTUTOS


DUELO ENTRE ASTUTOS
La Santísima Liga, formada por España, Alemania y el Papa Julio II, había roto las hostilidades con la Francia de Luis XII. Sin embargo, aunque por juicioso consejo del rey Fernando (atento a fortalecer su posición) debía aplazarse la campaña, el virrey de Ñapóles, Raimundo de Cardona, movido por un exceso de confianza decidió atacar por su cuenta a los franceses, aun cuando éstos le aventajasen con mucho en hombres y artillería.

El choque, ocurrido en Ravenna el día 11 de abril de 1512, iba a ser el más empeñado y sangriento de cuantos se libraron en Italia. Y si los españoles, forzados a retroceder, dejaron sobre el campo 7.000 bajas, no fueron menos las del adversario, que perdió hasta dieciséis banderas y a su propio general en jefe, Gastón de Foix, duque de Nemours. Por lo demás, el objetivo primordial del rey de Francia, deponer al Pontífice, resultó frustrado.

El balance, pues, era incierto y las espadas quedaban en alto. De modo que cuando los cortesanos galos, concluida la batalla, se dirigieron a su soberano para felicitarle, éste, que era hombre de afiladas ocurrencias, les despachó diciendo:

— Desead semejantes victorias a mis enemigos.

Algún tiempo después se consumaba la conquista de Ñapóles por los ejércitos de su eterno rival, el rey Católico de Castilla. Entonces Luis comentaría de nuevo, con mal reprimida cólera:

— ¡Dos veces me ha engañado ese bribón!

A lo que Fernando, cuando lo supo, habría de apostillar cazurramente:

— Miente el bellaco, que más de diez veces le he burlado, y él lo sabe muy bien.

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