![]() |
| BERNADOTTE, UN REY REPUBLICANO |
Cuando lo supo. Napoleón tuvo un mal día.
— Yo, en verdad —comentaría con desdén —no le encuentro talento alguno para reinar. De todos modos, celebro quitármelo de encima.
— Yo, en verdad —comentaría con desdén —no le encuentro talento alguno para reinar. De todos modos, celebro quitármelo de encima.
Parecía adivinar que pronto habría de volverse contra él, aliándose con los enemigos de Francia. Cuando subió al trono, sin embargo, ya estaba Napoleón en Santa Elena. Lo hizo bien. Tomó muy en serio su papel de rey y supo ganarse el respeto de los suecos. Pero un día, no muchos después, contrajo una grave enfermedad que en opinión de los médicos aconsejaba la aplicación de sanguijuelas. Ante la sorpresa de todos, Bernadotte se opuso a someterse a aquel tratamiento.
— Pues no hay otro remedio —le dijeron.
Entonces, consintió. Pero antes, encerrado a solas con el facultativo, dijo a éste:
— Debéis jurarme que no revelaréis a nadie lo que vais a ver.El médico, intrigadísimo, juró, y Ber-nadotte, entonces, desabrochándose la camisa, mostró un antiguo tatuaje que, junto a un llamativo gorro frigio, decía rotundamente: Mort aux rois! (¡Muerte a los reyes!).

No hay comentarios:
Publicar un comentario