¡QUE SALGA EL AUTOR! |
Aquella noche, la cartelera del madrileño
teatro de la Cruz anunciaba el estreno de una nueva obra: El Trovador. Poco
o nada se sabía de ella, puesto que entonces era costumbre no revelar la
identidad del autor hasta el término de la representación. Los iniciados
sabían, a lo sumo, que procedía de un autor novel y que su puesta en escena
había sido patrocinada, con gran empeño, por el ilustre poeta José de
Espronceda.
Se alzó el telón. Desde el primer instante, la originalidad del enredo
argu-mental, el nuevo giro de las situaciones dramáticas, la lozanía del
verso, todo, en fin, cautivó en forma inusitada la atención del público.
Cuando el telón cayó por última vez y, conforme a la costumbre, se dio a
conocer el nombre del autor —Antonio García Gutiérrez—, la sala se venía
abajo. Por primera vez en
la historia del teatro español,
el público, puesto en pie, gritaba enfervorizado:
— ¡Que salga el autor! ¡Que salga el autor!
Y para asombro de todos, el autor salió. Era un soldadito. Humilde, apocado, vestido con el ruin uniforme de rayadillo. El público lo ignoraba aún, pero aquel pobre soldado, para asistir al estreno de su obra, había tenido que escaparse del cuartel, saltando las tapias y acudiendo a pie desde Leganés.
Días más tarde la reina gobernadora María Cristina acudió al teatro, y tras felicitar al autor, le ofreció la merced que más le apeteciese. García Gutiérrez, sin pensarlo dos voces, respondió:
— La licencia absoluta, señora. Y le fue concedida.
Y para asombro de todos, el autor salió. Era un soldadito. Humilde, apocado, vestido con el ruin uniforme de rayadillo. El público lo ignoraba aún, pero aquel pobre soldado, para asistir al estreno de su obra, había tenido que escaparse del cuartel, saltando las tapias y acudiendo a pie desde Leganés.
Días más tarde la reina gobernadora María Cristina acudió al teatro, y tras felicitar al autor, le ofreció la merced que más le apeteciese. García Gutiérrez, sin pensarlo dos voces, respondió:
— La licencia absoluta, señora. Y le fue concedida.
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