LEÓN XIII, EL PAPA DEL HUMOR |
La humilde localidad italiana de Carpi-neto saludó
aquel día el nacimiento de un niño llamado a los más altos destinos. Era
Joaquín Pecci, el futuro León XIII.
Próximo
a iniciar sus estudios en el Colegio Romano, la madre le había dado tres
alfileres.
— El primero —le dijo — , ponió en tu bolsa para no gastar sino lo
necesario; el segundo, en tu boca, para no hablar nunca en exceso; el tercero en
tu pecho, para cerrar el corazón a toda impureza o deshonor.
Así procedería siempre Joaquín a lo largo de su dilatada y fecundísima existencia. Cuando, joven aún, desempeñaba la Nunciatura de Bruselas, cierto diplomático travieso, que conocía el gusto de Pecci por el rapé, le ofreció una ca-jita en cuya tapa aparecía una mujer desnuda. Monseñor, sin decir nada, aceptó el obsequio. Pero como al poco tiempo se repitiese el ofrecimiento, el nuncio, al devolverle la caja, dijo lacónicamente señalando a la mujer de la caja:
— ¿Es su esposa?
Así procedería siempre Joaquín a lo largo de su dilatada y fecundísima existencia. Cuando, joven aún, desempeñaba la Nunciatura de Bruselas, cierto diplomático travieso, que conocía el gusto de Pecci por el rapé, le ofreció una ca-jita en cuya tapa aparecía una mujer desnuda. Monseñor, sin decir nada, aceptó el obsequio. Pero como al poco tiempo se repitiese el ofrecimiento, el nuncio, al devolverle la caja, dijo lacónicamente señalando a la mujer de la caja:
— ¿Es su esposa?
Ya era Papa, y en edad avanzada, cuando una vez el médico que le atendía le
prescribió unas pastillas para la tos, recomendándole además que en las
audiencias hablase lo menos posible. El Pontífice
prometió atenerse en todo a aquellas prescripciones, mas como no lo hiciese
así, el médico comenzó por su parte a toser discretamente para llamar la
atención del Santo Padre.
Concluida la audiencia, éste se dirigió sonriente al facultativo y le dijo
en son de chanza:
— Le devuelvo las pastillas, doctor. Por lo que acabo de oír) le hacen más falta a usted que a mí.
— Le devuelvo las pastillas, doctor. Por lo que acabo de oír) le hacen más falta a usted que a mí.
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