MADRID, PUERTO DE MAR |
Juan Bautista Antonelli era un
inquieto arquitecto italiano que había
llegado a España acompañando a Carlos V.
Experto en fortificaciones, trabajó
durante algunos años en América, de donde regresó en 1 604 para ocuparse en
la fortificación de las plazas de Gibraltar y Cartagena. Suyas fueron también
las defensas alzadas
en el puerto africano de Oran.
Más tarde, cuando Felipe II subió
al trono, Antonelli propuso al nuevo monarca el magno proyecto de canalizar los
principales ríos de la península (Duero, Tajo, Ebro, Guadalquivir, Miño y
Guadiana) a fin de hacerlos navegables.
Acogida favorablemente la idea por el rey, Antonelli acometió
con lisonjeros resultados la canalización del Tajo entre Alcántara y Abrantes.
Infortunadamente, el plan, desasistido luego del necesario apoyo económico, no
llegaría a desarrollarse en plenitud.
De todos modos, antes de morir Antonelli iba a dejar su nombre inscrito en la
Historia por otro motivo no menos resonante. En 1 582, aprovechando una crecida inusitada del río
Manzanares, se embarcó en una canoa y, tras llegar al Jarama, tributario del
Tajo, prosiguió felizmente la navegación por el curso de este río hasta el
Mar de la Paja, en Lisboa. Allí fue recibido el 3 de marzo de 1 582 entre
grandes aclamaciones.
Por una vez, gracias a la intrépida genialidad de este simpático italiano,
la capital de España obtuvo el título de puerto de mar.
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