LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO |
Apenas repuesto del asombro, Mohamed tomó un brazado de aquellos misteriosos rotuli y corrió a presentárselos al jefe musulmán de Belén. Pronto, de manos de éste pasaron a las de los mercaderes, y de éstos, en sendos lotes, al Monasterio sirio de San Marcos y a la Universidad Hebrea de Jerusalén. A poco, tras el análisis pericial de ambos centros científicos, se daba al mundo la noticia: la Biblia acababa de enriquecerse con el Libro completo del profeta Isaías y con otros cinco documentos precristianos de valor inapreciable.
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