jueves, 29 de marzo de 2012

LA ULTIMA "OPERACIÓN" DE JUAN J. ASTOR


LA ULTIMA "OPERACIÓN" DE JUAN J. ASTOR
La noticia ocupó aquel día la primera plana de todos los periódicos de Nueva York: Juan Jacobo Astor, el hombre más rico de los Estados Unidos, acababa de morir.

Dejaba tras de sí una historia fascinante. Hijo de un carnicero alemán, a los 1 6 años había marchado a Inglaterra. Avecindado poco después en los Estados Unidos, supo entrever los beneficios que podrían derivarse del tráfico de pieles y, aplicado a este objetivo, llegó a monopolizar prácticamente el comercio del ramo. Merced a ello al morir, dejaba una fortuna evaluada en 20 millones de dólares, cantidad a la que su hijo y heredero universal Williams habría de añadir, andando el tiempo, un cero más.

Pero como buen archimillonario, el viejo Astor no había amasado aquella fortuna de rositas y por arte de birlibirloque. Muy al contrario, era fruto del apego que siempre había dispensado al dinero. Ni siquiera en la ancianidad descuidaba la atención de sus intereses, por menudos que fuesen. Así, cuando un buen día, pocos antes de fallecer, entró un empleado a decirle que cierta dama no podía hacer efectiva una renta vencida, Astor se encolerizó hasta tal punto que el empleado, temiendo por la salud del amo... y aun por la de la señora, corrió a informar del hecho al hijo del nabab. Más generoso, éste resolvió el conflicto dándole al empleado la cantidad adeudada para que en nombre de la señora se la entregase a su padre. Al recibirla, el viejo Astor se puso contentísimo.

— ¡Cuándo yo digo —manifestó con ufanía— que no hay como la mano dura para sacudir a los morosos!...

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