miércoles, 28 de marzo de 2012

LA MORAL DEL "GENERAL DEUX SOUS"


LA MORAL DEL "GENERAL DEUX SOUS"
La Primera Gran Guerra se desenvolvía en su última fase. Los ejércitos del Kaiser, resueltos a vender cara su vida, golpeaban desesperadamente las líneas aliadas y habían abierto una brecha de seis millas en el quinto Ejército inglés que operaba en la región de San Quintín.

La situación era crítica para los aliados. Ferdinand Foch, generalísimo de los ejércitos anglo-franceses, permanecía encerrado en su Cuartel General de Clermont, indeciso en ordenar la contraofensiva. Tenía un humor de perros. Tanto, que ni siquiera hacía uso de su latiguillo favorito: Ne vaut pas deux sous! (¡no vale diez céntimos!), expresión aquella que le había granjeado, entre los suyos, el sobrenombre de "General Deux Sous". Entre tanto, el ejército expedicionario norteamericano, recién llegado al teatro de operaciones, permanecía inactivo y al parecer oívida-do de la atención del generalísimo francés.

Tan desairada situación ofendía hondamente al General en jefe de las fuerzas norteamericanas, John Pershing, quien, sin poder contenerse, el día 28 de marzo de 1918 se presentó ante Foch para decirle:

— General, vengo a manifestarle en nombre del pueblo norteamericano que nos sentiremos orgullosos de participar en la batalla más grande de la Historia. Todo lo que poseemos —hombres, artillería, aviación— está a su disposición.

Su adjunto, el general Briss, fue aún más explícito; con enardecida vehemencia subrayó:

— ¡Así es! Estamos aquí para eso: para que nos maten. ¿Qué es lo que le impide a usted utilizarnos?

Los blancos mostachos del "General Deux Sous" se alzaron con una crispa-ción emocionada. Su moral de victoria subió aquel día barométricamente. Pronto, con el concurso de aquellas nueve divisiones norteamericanas, la segunda batalla del Mame haría cambiar el curso de la guerra y decidir su final victorioso para los ejércitos aliados.

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