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UN ACADÉMICO DE 28 AÑOS |
La noticia, a nivel popular, era ciertamente insólita:
Marcelino Ménendez y Pelayo, santanderino de 28 años, hacía su ingreso como
académico de número, en la Real Academia de la Lengua. No lo era tanto, en
cambio, para sus paisanos de Cantabria, todos los cuales se enorgullecían de
antiguo con las dotes portentosas del joven montañés.
Estaba aún fresco para ellos el suceso de "la cabeza de Don Alvaro de
Luna". Aquella "cabeza", una vulgar atracción de feria recién
llegada a Santander, decía responder a cuanto se le preguntaba. Marcelino, al
enterarse, había acudido al lugar donde hablaba la "cabeza". No era
más que un niño, pero había devorado ya, con los mejores frutos, la nutrida
biblioteca de su padre, catedrático de Matemáticas. La gente, en efecto,
interpelaba a la "cabeza", pero con preguntas triviales. Marcelino
escuchó un momento y, en seguida, seducido por el pasatiempo, lanzó a la testa
parlante estas eruditas preguntas: en qué año había escrito Don Alvaro El
Libro de las Claras y Virtuosas mujeres; qué encargo había dado, ya sobre
el cadalso, el poderoso valido a su Señor don Juan II;
en qué
fecha el Condestable había batido, en los campos de Olmedo, a los infantes de
Aragón.
El hombre que gobernaba la "cabeza"
no sabía a qué santo encomendarse, mientras el público, regocijado, reía a
más y mejor. Finalmente sacó su cabeza de la del mascarón, y vuelto hacia el
acompañante adulto de Marcelino dijo así:
— Oiga usted, señor. Nuestro trabajo, bien se ve, es para mayores. ¿No
podría usted llevarse a ese niño a lugar más a propósito?
Al pequeño Marcelino le aguardaban, en efecto, lugares más a propósito. A saber: la Academia de Lengua, la de la Historia, la de Ciencias Morales y Políticas, la de San Fernando... y un etcétera coronado por 65 imperecederos volúmenes.
Al pequeño Marcelino le aguardaban, en efecto, lugares más a propósito. A saber: la Academia de Lengua, la de la Historia, la de Ciencias Morales y Políticas, la de San Fernando... y un etcétera coronado por 65 imperecederos volúmenes.
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